Cuando decides abrirte y empezar a hablar de ello es sorprendente la cantidad de personas en tu entorno más próximo (amigos, compañeros de trabajo, el vecino de al lado etc...) que también han recurrido a la reproducción asistida para ser padres. Pero de entrada CASI siempre se mantiene oculto, en secreto.
- Deberíamos poder hablar de ello con naturalidad y así poco a poco ir derribando el tabú que rodea los tratamientos de fertilidad - le dije a mi madre una mañana mientras trasteabamos en la cocina.
-Entonces, tú ¿por qué te escondes?- Me respondió ella
¡Touché! Tocada y hundida me dejaron las palabras de mi madre.
Aquella mañana, en aquella cocina rodeada de ollas y cazos, yo me había erigido en plan "Juana de Arco" para reclamar más transparencia en este tema mientras que por otra parte me ocultaba detrás de un avatar en las redes sociales y además para más INRI ni siquiera había sido capaz de confesar en mi entorno más próximo que llevaba varios años en tratamiento buscando un embarazo que no llegaba. Muy coherente ¿verdad?
Esa fué la primera vez que fui consciente que si yo quería transparencia, debía dar un paso adelante y empezar a practicarla. Sin embargo no sería hasta bastantes meses después en que daría ese primer paso y empezaría a hablar de ello a mi círculo más íntimo con naturalidad y, posteriormente mostraría por primera vez mi rostro en este perfil de instagram. Y lo hice con miedo, mucho miedo por qué reconocer que tienes dificultades en algo que para el resto de personas es tan fácil, cuesta, cuesta mucho.
Si 1 de cada 8 parejas recurren a las técnicas de reproducción asistida para concebir
¿por qué casi nunca se habla de ello?
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