Esperar no es perder el tiempo

Cuando se inicia la búsqueda de embarazo mediante técnicas de reproducción asistida, es muy común que en ese camino pasamos por períodos de largas esperas, como por ejemplo las personas pendientes de las listas de la seguridad social para iniciar un tratamiento.

Esto puede generarnos mucha frustración e impotencia. Yo lo he sentido.

Mi espera más larga duró 14 meses. 

Y yo, ¡Tenía tantas ganas de empezar inmediatamente una nueva transferencia! 

Pero no había alternativa, mi cuerpo antes debía terminar de cicatrizar las heridas de una cirugía uterina. 

Me desesperaba al ver que ante mi quedaban muuuuuchos días por delante antes de que pudiera volver a intentarlo. 

Tiempo que yo creía perdido.

Afortunadamente durante esos meses me di cuenta de que era un error asociar el hecho de tener que esperar con estar perdiendo el tiempo. 

Porque ese tiempo de espera en realidad es muy valioso. 

Valioso para prepararse y adquirir una serie de herramientas que nos van a ser muy útiles cuando empecemos un nuevo tratamiento, como por ejemplo:

  • Mejorar nuestras habilidades de gestión emocional y aprender alguna técnica de relajación para afrontar situaciones de estrés. 
  • Hacer ejercicio, comer de manera saludable, descansar y dormir bien para preparar nuestro cuerpo. 

Se trata de invertir en nuestro bienestar físico y psicológico mientras esperamos para pasar de una espera pasiva a una espera activa .

Porque una vez empecemos un tratamiento, si surge algún imprevisto o experimentamos preocupación, nervios, ansiedad etc..., podremos sacar de nuestro interior todos los recursos y habilidades que habremos adquirido mientras esperábamos y quizás logremos que esa bajada a los infiernos pase más rápidamente. 

La preparación previa es la clave para sobrellevar mejor el estrés de un tratamiento. 

Armarse de unos buenos flotadores para que cuando llegue el momento de lanzarse a la piscina podamos salir a flote y no nos ahoguemos. 

Tener que esperar no tiene por qué ser sinónimo de estar perdiendo el tiempo.


Y tú, cuéntame ¿ya has empezado a entrenar tus recursos personales para el siguiente tratamiento?


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